Israel quiere negociar, pero más Israel no negocia ni “le tiende una mano de paz a los palestinos” como como ha declarado en en el su primer ex ministro Olmert por "razones humanitarias", negocia porque no le queda otra posibilidad, negocia para ganar tiempo, porque está debilitado política y militarmente tras las victorias de las resistencia popular palestina, y al negociar lo hace con aquellos sectores más afines a sus intereses, en busca de “cambios” para que todo quede igual.
En el transcurso de la historia, los pueblos del mundo han sido burlados frecuentemente por falsos profetas, políticos corruptos y yanaconas al servicio de los intereses de los imperios de turno.
Un buen ejemplo, guardando las debidas proporciones, asimilable a lo que hoy pretende Israel en Palestina, fue lo ocurrido en Chile en relación al recambio de la dictadura militar por gobiernos civiles, que finalmente no fue otra cosa que hacer cambios aparentes para que lo fundamental no cambiara.
El gran desafío de los pueblos es hoy hacer oídos sordos a los cantos de sirena emanados desde las esferas del poder y asumir en sus propias manos su propio destino.
Estamos ciertos que tal como en el pasado reciente, pueblos como los de Cuba y Viet Nam supieron, con enorme valor y dignidad, ponerse a la altura de los desafíos, el pueblo palestino y el libanés no se dejarán engañar, tal y como lo han venido demostrando últimamente, y serán, muy a pesar de los dueños del mundo, el primer paradigma de los pueblos en este nuevo milenio.